Baja por depresión: los principales derechos del trabajador

Consejos útiles

Una de las consecuencias de la pandemia que estamos viviendo y del confinamiento al que hemos estado sometidos, es el aumento de los casos de ansiedad y depresión. Aunque no se ha hablado mucho de esta realidad, los diferentes estudios realizados al respecto se hacen eco de la misma.

La encuesta elaborada desde el Hospital Clínic de Barcelona, por ejemplo, reveló que el 73% de las mujeres encuestadas mostraron síntomas de ansiedad o depresión. De ellas, el 10%, presentaba síntomas graves.

Pero aún es pronto para ver los efectos psicológicos negativos de la COVID-19. De hecho, si echamos un vistazo a los informes recopilados por la revista The Lancet para recordar el impacto de otras cuarentenas anteriores, se puede deducir que durante los próximos meses aumentarán las bajas por depresión.

Con ello, se afianzará aún más la estadística que indica que la depresión es la principal causa de discapacidad a nivel mundial. En nuestro país, casi 2,5 millones de españoles la sufren, según la OMS. Por tanto, no es de extrañar que sea la segunda causa de absentismo laboral.


Qué es la baja por depresión y quién la concede

Cuando la depresión es tan grave que las personas no son capaces de realizar las tareas cotidianas tanto en su vida personal como laboral, pueden pedir la baja por depresión. Su tratamiento es similar al de cualquier otra incapacidad laboral temporal.

Por tanto, es el médico a quien corresponde diagnosticar la enfermedad. Dependiendo de si los motivos son personales o laborales, la baja es emitida por el médico de cabecera o por el de la mutua, respectivamente. En el primer caso la baja será por contingencias comunes, mientras que en el otro será por contingencias profesionales.


Cuáles son los derechos del trabajador en una baja por depresión

Independientemente del tipo de baja por depresión, los trabajadores tienen unos derechos contemplados en la Ley. Estos son los mismos que si la incapacidad temporal fuera por enfermedad común.

Por eso mismo, también deben cumplir una serie de requisitos: estar dado de alta en la Seguridad Social o en situación asimilada (como puede ser la baja por maternidad), estar al día en los pagos de las cuotas de autónomo (en su caso) y haber cotizado un mínimo de 180 días dentro de los últimos 5 años si se trata de una baja por contingencias comunes (si es por contingencias profesionales no se exige un período mínimo de cotización, al igual que ocurre con los accidentes de trabajo).

Una vez concedida la incapacidad temporal por depresión, los trabajadores tienen derecho a recibir una compensación económica. Las cuantías serán las siguientes:

  •  Si la baja es por contingencias profesionales: el 75% de la base reguladora a contar desde el día siguiente al que se concede la incapacidad. 
  • Si la baja es por contingencias comunes: el 60% de la base reguladora entre el día 4 y el 20. A partir del día 21 se cobra el 75%.

En ambos casos, hasta el día 15 la baja corre a cargo de la empresa y el resto lo paga la Seguridad Social o la mutua.


Cuál es la duración máxima

¿Hasta cuándo se recibe ese dinero? En principio, las incapacidades temporales no pueden alargarse más de 12 meses. Posteriormente, se puede solicitar una prórroga de 180 días que debe valorar el Instituto Nacional de la Seguridad Social. En estos casos hablamos de bajas de larga duración.

Transcurrido ese tiempo, el médico tiene que dar el alta. Si el trabajador no ha mejorado para entonces y este quiere solicitar la incapacidad permanente, debe ser evaluado por un tribunal médico.

También es importante recordar que un trabajador no puede ser despedido por el simple hecho de estar de baja por depresión. Cuestión diferente es que la empresa alegue causas económicas o de organización.


Fuentes (consultado el 17 de septiembre de 2020): Seguridad Social, Encuesta Nacional de Salud ENSE, Centros para el Control  y Prevención de Enfermedades, Clínic Barcelona.

Es importante tener en cuenta que esta información es solo para fines de información general. No constituye un consejo personal o una recomendación para ninguna persona o empresa de ningún producto o servicio.