¿Qué se entiende por riesgos laborales?
Consejos útiles
Cuando hablamos de riesgos laborales tendemos a pensar que los accidentes de trabajo solo ocurren en determinadas profesiones. Pero todos estamos expuestos a sufrir un siniestro en nuestro puesto de trabajo.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales lo deja claro. En el artículo 4 del citado texto se define el riesgo laboral como “la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo”. Este daño hace referencia a las lesiones, a las patologías y a las enfermedades tanto profesionales como comunes derivadas de las condiciones laborales.
Si la probabilidad de que se produzca en un futuro inmediato es alta y las consecuencias se prevén severas, la norma habla de “riesgo laboral grave e inminente”.
Tipos de riesgos laborales
Los peligros son muy numerosos y varían en función de la actividad y del lugar en el que se desempeña, pero es fundamental poder identificarlos para poder prevenirlos. Por eso hemos optado por dividirlos en categorías.
1. Riesgos laborales físicos
Son los producidos por elementos del entorno. Los riesgos físicos principales son los siguientes:
- El calor. Trabajar en condiciones de excesivo calor puede ser peligroso.
- El frío. Las temperaturas muy bajas también suponen un riesgo para la salud de los trabajadores.
- El ruido. Tanto un sonido a un volumen muy elevado como las vibraciones emitidas por determinadas máquinas pueden provocar daños auditivos y alteraciones en la salud. Por eso es importante que los trabajadores se protejan los oídos de forma adecuada. Con tapones u orejeras, por ejemplo.
- La humedad. Lo ideal es que el entorno laboral tenga una humedad de en torno al 50%.
- La iluminación. Las luces también pueden jugar malas pasadas. Fatiga visual, deslumbramiento, reflejos o sombras son el resultado de no utilizar la luz adecuada.
- Las radiaciones ionizantes. Estas ondas electromagnéticas son muy peligrosas porque no se ven ni se sienten.
2. Riesgos laborales psicológicos
Cada vez son más las personas que sufren estrés y ansiedad por culpa de un exceso de trabajo o de un clima laboral negativo. Hablamos entonces de riesgos psicosociales. En ocasiones la única forma de prevenirlos es cambiar de trabajo, pero muchas veces basta con tomarse pequeños descansos a lo largo de la jornada laboral.
El mínimo establecido por la ley es de 15 minutos en una jornada continuada de seis horas o más. Además, deben transcurrir al menos 12 horas desde el final de una jornada hasta el inicio de la siguiente.
3. Riesgos laborales químicos
Al manipular sustancias químicas hay que tener cuidado para no resultar intoxicado. Algunos agentes pueden provocar asfixias o alergias cuando se tocan, se inhalan o se ingieren. Para prevenir accidentes, el primer paso es que la empresa forme a los trabajadores y les proporcione los equipos de protección adecuados para desempeñar su actividad.
4. Riesgos laborales mecánicos
Las máquinas y herramientas utilizadas de forma incorrecta son peligrosas. Corte, golpes, quemaduras, aplastamientos… Los riesgos mecánicos son numerosos. Sobre todo, cuando el trabajo se desempeña en instalaciones inseguras, con maquinaria que no recibe un mantenimiento especializado y con equipos defectuosos.
5. Riesgos laborales de elevación
Aquí encuadramos tanto los que se producen a manejar equipos de elevación como al trabajar en lugares altos, estrechos (una galería) o muy profundos. Para evitarlos es necesario formar a la plantilla, utilizar el equipo adecuado, respetar las normas de velocidad, no sobrepasar la capacidad de carga de la maquinaria o llevar a cabo las labores de mantenimiento requeridas.
Al trabajar en altura hay que tener especial cuidado con las escaleras y los andamios. Las primeras no pueden estar colocadas en las zonas de paso y siempre tienen que estar apoyadas en superficies estables. Los andamios, por su parte, tienen que anclarse correctamente, ser seguros, estar limpios y no poner sobre ellos más carga de la que puedan soportar.
6. Riesgos laborales biológicos
Son los que pueden ocurrir cuando se trabaja con agentes infecciosos, tales como bacterias, virus, hongos o parásitos. El ejemplo más claro son las personas que trabajan en hospitales y laboratorios. Las vacunas y los EPIs son dos de los métodos de protección más eficaces.
7. Riesgos laborales ergonómicos
Muchos de los problemas de salud de los trabajadores están provocados por las malas posturas, cargar pesos o realizar movimientos repetitivos. Todos ellos son riesgos ergonómicos. La parte buena es que muchas de las lesiones pueden evitarse con acciones tan sencillas como sentarse correctamente en la silla, flexionar las rodillas para levantar objetos pesados o cambiar de posición cada cierto tiempo.
8. Riesgos laborales ambientales
Son los que se producen por culpa de fenómenos naturales ante los que poco se puede hacer. La lluvia, el granizo, la nieve o el viento no los podemos controlar.
Por tanto, los factores de riesgo están determinados por el tipo de actividad, el lugar de trabajo, su organización y las materias primas empleadas.
Para prevenirlos, las empresas deben contar con protocolos de prevención de riesgos laborales y contratar una póliza que recibe el nombre de Seguro de Convenio.
Fuentes (consultadas el 8 de abril de 2020): UGT, Guía Laboral del Ministerio de Trabajo, Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Es importante tener en cuenta que esta información es solo para fines de información general. No constituye un consejo personal o una recomendación para ninguna persona o empresa de ningún producto o servicio. Consulte la documentación de la póliza para conocer los términos y condiciones de la cobertura.